Cuando en 1199 Don Lope Sánchez de Mena, Señor de Bortedo, otorgó fuero a Balmaseda, estaba privilegiando una encrucijada de caminos entre Santander, Burgos y Álava muy concurrida desde tiempos antiquísimos por comerciantes y mercaderes.

Tomando el puente de la estación y recorriendo el paseo Martín Mendia llegaremos –flanqueados por el río Kadagua– al Puente Viejo o de la Muza, imagen por excelencia de Balmaseda, construido en el siglo XIII y paso obligado del antiguo camino de Castilla.

Al otro lado del puente se halla San Lorenzo, el antiguo barrio judío de Balmaseda hasta su expulsión de la villa en el año 1486.

A continuación nos dirigiremos al Conjunto Monumental de Santa Clara, desocupado por las religiosas desde el año 1985. Actualmente está restaurado y alberga el Hotel San Roque. La iglesia de Santa Clara, adosada al convento, acoge el Centro de Interpretación de la Pasión Viviente de Balmaseda, y la antigua preceptoría es hoy una vivienda particular.

Retomaremos el camino hacia la calle Martín Mendia, más conocida para los balmasedanos como calle Bajera, que nos llevará hasta la plaza de San Juan o de las Escuelas. Allí encontraremos tres edificaciones:

• La iglesia de San Juan del Moral, fundada en el siglo XV y actualmente cerrada al culto, donde se ubica el Museo de la Historia de Balmaseda. En su torre, un reloj toca el himno de la villa todos los días a las 12, 18 y 20 horas.
• El Klaret Antzokia, antigua iglesia de los frailes claretianos y actual cine teatro.
• La Casa de Cultura, donde se ubican la biblioteca, salas de exposiciones, un salón de actos, locales para asociaciones culturales y deportivas.

Un poco más adelante, a la izquierda, se alza el palacio de Horcasitas. Fue construido en el siglo XVII y albergó la antigua Aduana Real de la villa hasta su supresión en 1841. Frente a él se halla un reloj calendario solar que permite observar los movimientos de la tierra con respecto al sol con una precisión única.

Continuando por la misma calle, tomaremos el primer cantón a la izquierda hasta la calle Correría, en cuya intersección se encuentra el Palacio de Urrutia, edificado en el siglo XVII y hoy reconvertido en viviendas.

Bajando por esta misma calle recalaremos en la plaza de San Severino, principal de la villa, donde destacan la iglesia de San Severino y la casa consitorial. El templo, de estilo gótico, data de finales del siglo XIV. El Ayuntamiento, en cambio, fue construido en el primer tercio del XVIII, aunque poco se parece hoy en día al estilo del palacio montañés barroco que era en origen. Sus elegantes soportales, con un amplio pórtico de columnas, le han merecido el apelativo de la Mezquita por su parecido con algunas construcciones mudéjares.

El Museo Boinas La Encartada, antigua fábrica especializada en la tradicional txapela vasca, nos adentra en los últimos estadios de la revolución industrial. Está situado en el barrio del Peñueco, a las afueras de Balmaseda, en la ribera del Kadagua junto a una pequeña zona recreativa. La factoría abrió sus puertas en 1892 y permaneció en funcionamiento durante 100 años.

❱ Maquinaria de la Fábrica Museo La Encartada.

Un monte bocinero

Por último, los amantes de la naturaleza no podrán pasar por alto la subida al monte Kolitza. La marcha tiene una duración aproximada de una hora y media y no presenta excesivos desniveles salvo en el tramo final. El Kolitza, con sus 879 metros de altitud y perfectas vistas panorámicas, es uno de los cinco montes bocineros de Bizkaia (desde donde se encendían hogueras y se hacían sonar bocinas para convocar a Juntas Generales). Su cima domina Balmaseda y en ella se alza una de las escasas ermitas románicas existentes en el territorio histórico: la de San Sebastián y San Roque.

❱ Cima del monte Kolitza.