Ermita San Pedro Zarikete
Superstición de brujería
Por ella pasaban al año miles devotos que se creían poseídos por los espíritus malignos y venían a ser "exorcizados" a los pies de San Pedro en Zarikete.
De esta ermita se ha escrito mucho sobre su fama contra el "mal de ojo" y contra los demonios.
Ubicada en el extremo oeste del valle de Salcedón, a la vera del camino real en la ribera del río Cadagua y a la sombra de un frondoso roble (nieto del multisecular árbol de Gernika y plantado en 1912), está dedicada a San Pedro advincula.
Se sabe ciertamente que existía en el siglo XVI aunque hay indicios de que pudiera ser bastante anterior a esta fecha.
El local es amplio, espacioso y posee tres retablos.
Antiguamente se celebraban con gran solemnidad las dos festividades de San Pedro Apóstol, 29 de junio y 1 de agosto. Hoy perdura el día 1 de agosto como "Día del Santo". En ese día de fiesta mayor tienen lugar una serie de ritos, costumbres y tradiciones.
En Zalla estuvieron muy extendidas las supersticiones en malignos seres sobrenaturales, aojadores y hechiceros. Sobre todo el "mal de ojo" fue una creencia muy arraigada y para combatirlo solían usarse amuletos que contenían diversas sustancias como azabache, carbón de leña, cenizas, laurel y otras plantas, pan bendito y estiércol de pollo. Aunque esta superstición de brujería y aojadores fue general en todo el País Vasco, en Zalla estuvo más arraigada que en ninguna otra parte. De ahí que a los naturales y vecinos de Zalla se les llame por antonomasia "Brujos".
El rito de desembrujamiento consistía en acudir a la ermita el día del Santo por un camino y regresar por otro, con el objetivo de que (los malos espíritus) no penetrasen de nuevo en la persona que iba a "desembrujarse". A su vez, se iban echando puñados de sal por el camino. La sal es considerada como un "veneno" activismo contra las brujas y con la ayuda de la sal, el Santo atendía mejor las peticiones.
Entre los muchos casos curiosos ocurridos, se cuenta el de una señora de Madrid que acudió a Zalla preguntando por la ermita de San Pedro Zarikete, era la dueña de una posada de Madrid a la que la gente no acudía y achacaba el hecho a "cosa de brujas", por este motivo vino a Zalla para "desembrujar" su posada...
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