5 miradores de vértigo para contemplar Enkarterri y Meatzaldea

Hay un rincón espectacular en Karrantza desde el que, en los días de sol, alcanza a divisarse el mar. Es un arco natural que no debes cruzar… si no quieres caer al vacío. La ventana del Relux es una obra de arte de la naturaleza, un arco de piedra situado sobre un desfiladero que separa Bizkaia de Cantabria, en la Peña del Mazo.

Llegar hasta este lugar es sencillo siguiendo la ruta que enlazamos a continuación. El ascenso nos ofrecerá unas impresionantes vistas del valle más extenso de Bizkaia. Cruzaremos alguna alambrada y atravesaremos algún que otro prado hasta llegar a un sendero que discurre entre las peñas.

La ventana no se ve hasta llegar frente a ella, lo que hace que la sorpresa sea mayor. A través del arco disfrutaremos de las vistas de los pueblos de la Cantabria más oriental e incluso, en días despejados, alcanzaremos a ver el mar.

"Ilso" significa "mojón de piedra", es decir, una señal para marcar los límites de un territorio. El mirador del Ilso, situado en uno de los picos más emblemáticos de la zona, se encuentra muy cerca del límite entre tres municipios (Gordexola, Güeñes y Zalla) y nos ofrece una de las más espléndidas vistas del antiguo valle de Salcedo. Para alcanzarlo, emprenderemos una ruta muy sencilla con salida y final en la plaza de Allendelagua (Zalla).

Durante el ascenso, nos adentraremos en un bosque y, tras avanzar a lo largo de tramos de pistas, divisaremos la torreta a la que nos dirigiremos. El mirador es una estructura de madera inspirada en las que en tiempos pasados servían para otear los valles y prevenir incendios. En el camino del de regreso, enlazaremos con el resto de “ilsos" e incluso nos toparemos con un crómlech en un recorrido de senderos.

Estamos ante un mirador muy especial, distinto de todos los demás y poco apropiado para quienes sufran vértigo: la corta de la antigua mina Concha II, en Gallarta (Abanto-Zierbena). Al contrario que otras atalayas con vistas al horizonte, el antiguo yacimiento nos muestra el acceso a las entrañas de la tierra, abundantes en hierro. A su lado se encuentra el Museo de la Minería del País Vasco, una visita obligada para comprender nuestro pasado minero.

Para llegar hasta la corta, seguiremos una ruta que nos mostrará las sobrecogedoras panorámicas mineras de la zona, repleta de yacimientos, cargaderos, pozos y otros vestigios. Aunque las últimas minas cerraron hace décadas, sus ecos aún resuenan en Meatzaldea. Aquí nació el grito entonado para festejar las victorias del Athletic: ¡Alirón! Los mineros celebraban así ante sus patronos ingleses la extracción de hierro puro “all iron”, que conllevaba paga extra.

Hubo un tiempo en que Itsaslur (Muskiz) no fue el plácido paseo marítimo que es hoy en día, sino el mayor coto minero de Euskadi. El antigo cargadero de mineral de El Castillo de Kobaron es hoy un mirador que ofrece una panorámica perfecta de la costa, desde Castro Urdiales (Cantabria) hasta la zona de Punta Lucero. Esta plataforma nos permite contemplar en todo su esplendor el espectacular repliegue de las mareas de la playa, que deja al descubierto el segundo mayor arenal de Bizkaia.

Una vez aquí, recomendamos recorrerse el paseo de Itsaslur, que coincide con el último tramo de la Vía Verde de los Montes de Hierro. Es un agradable paseo que se asoma a los acantilados del Cantábrico entre un sinfín de vestigios mineros: viejos hornos de calcinación, el trazado del antiguo ferrocarril, la antigua mina Josefa o el túnel de La Galerna.

Pese a su modesta altitud (apenas 307 metros), Punta Lucero nos regala unas vistas únicas de la playa de La Arena y de la bahía del Abra. La ruta de ascenso nos permitirá descubrir Zierbena y su puerto, que aún conserva el tradicional encanto marinero, con barcos de pesca y embarcaciones de recreo custodiadas por una inmejorable selección de restaurantes. Partiremos desde un poco más arriba (el barrio La Cuesta), donde se encuentran el Ayuntamiento y la iglesia, y pronto enfilaremos el camino hacia la cima, sembrado de vestigios bélicos: búnkeres, túneles, cañones… Una vez en la cima, disfrutaremos de uno de los mejores miradores naturales de la costa vasca.